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Febrero es un mes clave para empezar a despertar el césped tras el invierno. Un abonado adecuado en este momento marcará la diferencia en el vigor, el color y la resistencia de tu pradera cuando llegue la primavera. Aquí tienes la guía definitiva para abonar tu césped en febrero con criterios técnicos y efectivos.
¿Por qué es importante abonar el césped en febrero?
Durante febrero, el césped comienza a salir del letargo invernal y se prepara para una nueva etapa de crecimiento. Aplicar abono en este mes aporta los nutrientes esenciales que las raíces necesitan para activar el metabolismo y afrontar con fuerza la llegada del buen tiempo. Un abonado correcto favorece el rebrote denso y verde, mejora la resistencia frente a plagas y enfermedades, y corrige posibles carencias acumuladas durante el invierno.
¿Qué diferencia hay entre abonar en febrero y en otros meses?
El abonado de febrero suele ser más equilibrado que el de otoño o verano: se busca un aporte moderado de nitrógeno (para estimular el inicio del crecimiento), pero también de potasio y fósforo, para reforzar las raíces y la estructura de la planta antes del aumento de temperaturas.
¿Qué tipo de abono utilizar para el césped en febrero?
La elección del fertilizante es fundamental para obtener buenos resultados en esta fase.
Composición ideal de los fertilizantes de febrero
Opta por abonos complejos o específicos para césped con una proporción NPK aproximada de 12-5-8 o 15-5-10. El nitrógeno estimula el rebrote, el fósforo ayuda al desarrollo radicular y el potasio incrementa la resistencia frente a cambios bruscos de clima.
¿Abono mineral o abono orgánico?
Ambos pueden ser útiles. Los minerales (granulados o de liberación lenta) garantizan un aporte inmediato y controlado de nutrientes. Los orgánicos, como compost o humus, mejoran la estructura del suelo y la vida microbiana, aunque su efecto es más progresivo.
¿Qué abono usar si acabo de resiembrar el césped?
Si has realizado una resiembra en otoño o durante el invierno, prioriza fertilizantes ricos en fósforo para favorecer el enraizamiento de las nuevas plántulas.
¿El abono de febrero sirve para todo tipo de césped?
La mayoría de formulaciones estándar son aptas para césped de clima templado y frío. Para céspedes cálidos, consulta la dosificación y valora si la brotación aún no ha comenzado.
¿Cómo y cuándo aplicar el abono en febrero?

La aplicación debe hacerse en días suaves, evitando heladas y lluvias intensas.
Mejor momento del mes para abonar
El final de febrero suele ser el más recomendable, cuando se reducen los riesgos de heladas nocturnas y el césped empieza a mostrar signos de actividad.
¿Se puede abonar el césped si aún hay riesgo de heladas?
No es aconsejable abonar justo antes de una helada prevista. Espera a jornadas templadas para que el abono se incorpore bien y no se pierda por escorrentía o evaporación.
Pasos para una aplicación eficaz
Corta el césped a una altura intermedia y elimina restos vegetales.
Distribuye el fertilizante de forma homogénea, usando un esparcidor si es posible.
Riega ligeramente tras abonar para favorecer la absorción de los nutrientes.
Evita el tránsito intenso sobre el césped recién abonado.
¿Qué errores evitar al abonar el césped en febrero?
Exceso de fertilizante: puede provocar quemaduras en las hojas o un crecimiento descompensado.
Usar abonos no adecuados a la estación (por ejemplo, fórmulas de verano con mucho nitrógeno).
Aplicar abono sobre césped helado o nevado.
No repartir el abono de forma uniforme.
Problemas frecuentes y cómo prevenirlos

Musgo y líquenes en el césped después del invierno
La acumulación de humedad, la menor insolación y el letargo invernal suelen favorecer la aparición de musgo y líquenes en el césped a finales del invierno y comienzos de febrero. Tras el primer abonado del año, si no se ha mejorado el drenaje o aireado el terreno, estos organismos proliferan, compitiendo con la hierba por nutrientes y espacio. Es recomendable realizar un escarificado ligero y ajustar el pH si es necesario, además de asegurar una buena aireación del suelo.
Manchas marrones o calvas tras abonar en febrero
Febrero es el primer mes de fertilización tras el invierno y el césped todavía se encuentra en fase de recuperación. Si se aplica el abono de forma irregular, en exceso o en condiciones desfavorables (como suelo congelado), pueden aparecer manchas marrones o zonas calvas por quemaduras o acumulación de sales. Para evitarlo, reparte el fertilizante de manera homogénea y ajusta la dosis según las necesidades reales del césped.
Amarilleo del césped tras el abonado invernal
El amarilleo es un síntoma frecuente en febrero, ya que el césped puede arrastrar carencias nutricionales del invierno. Si el abono no contiene la proporción adecuada de nutrientes, o si la absorción se dificulta por compactación o exceso de humedad, las hojas pueden amarillear. Asegura un abonado equilibrado y vigila el drenaje para favorecer la asimilación de nutrientes.
Proliferación de malas hierbas tras el primer abonado del año
Con la subida paulatina de temperaturas en febrero y la aplicación de fertilizantes, las malas hierbas pueden rebrotar rápidamente. Es habitual observar un incremento de especies invasoras tras el abonado, especialmente si el césped ha perdido densidad durante el invierno. Se recomienda aprovechar el mantenimiento de febrero para realizar un tratamiento preventivo o manual contra malas hierbas, además del abonado.